La investigación, que fue publicada en Nature Communications, señala que son esas cantidades de cafeína las suficientes para provocar una reacción en el organismo que hace que se reduzcan los niveles de lipoproteína de baja densidad (LDL), comúnmente llamado colesterol malo, lo que previene el desarrollo de enfermedades cardiovasculares que comprometan la salud.
Esto ocurre porque la cafeína tiene la capacidad de reducir los niveles de la proteína PCSK9 en el torrente sanguíneo, lo que hace que el hígado elimine más exceso de colesterol LDL en la sangre. Además, según explican, la cafeína y sus derivados también pueden bloquear la activación de la SREBP2, otra proteína que a su vez reduce los niveles de PCSK9.
“Dado que SREBP2 está implicado en una serie de enfermedades cardiometabólicas, como la diabetes y la enfermedad del hígado graso, mitigar su función tiene implicaciones de gran alcance. Estamos entusiasmados de buscar esta nueva clase de medicamentos, o nutracéuticos, para el posible tratamiento y prevención de enfermedades cardiovasculares”, explicó el autor principal del estudio, Richard Austin.
Guillaume Paré, otro de los autores de la investigación, explicó que “Estos hallazgos tienen implicaciones de amplio alcance, ya que conectan este compuesto biológicamente activo y ampliamente consumido con el metabolismo del colesterol a nivel molecular”. Sin embargo, es importante señalar que el estudio habla específicamente del té o el café como tal, no de bebidas energéticas con cafeína. Además no podrían obtenerse estos beneficios si se le añaden grandes cantidades de crema batida o azúcar, o se acompañan con pasteles u otro tipo de dulces.